Más crédito a la palabra del Presidente.

     Si se le diera mayor crédito a la palabra del presidente de la República, tal vez se dejarían de lado muchos de los ataques a su gobierno. Pensemos en algunas de sus promesas de campaña. Andrés Manuel López Obrador dijo, por ejemplo, que empezaría a trabajar todos los días muy temprano, que renunciaría a vivir en la residencia oficial de los pinos, que tendría una reunión diaria con el gabinete de seguridad; que crearía un sistema de salud de primera.

Claramente podemos identificar que, en estos ejemplos, el presidente ha cumplido. Se levanta todos los días muy temprano a trabajar, basta con encender la televisión por las mañanas, para que todos podamos verlo, haciendo lo que siempre tuvo en mente, sus conferencias mañaneras. Tiene reuniones todos los días con el gabinete de seguridad; creó el Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI).

En este orden de ideas, es cierto, el presidente se levanta temprano, el problema es que lo hace para celebrar un acto continuo de campaña, para mantener su narrativa vigente y hacer creer que todo va bien. Tiene reuniones diarias con el gabinete de seguridad, pero sin una estrategia clara, con la única idea de que el ejército, a través de la Guardia Nacional, se encargue de todo. Creó un Instituto –el INSABI- que está colapsado, y provocó un caos en el abastecimiento de medicamentos.

Confiemos en su palabra, evitaremos generar discusiones innecesarias sobre su desempeño, porque entenderemos que es predecible, que de una u otra forma cumplirá sus cometidos; y porque de esa manera empezaremos a implementar acciones que reduzcan los daños de que siga cumpliendo.

Además, no olvidemos que gobierna con el ejemplo, se jacta de ello y no se cansa de mostrarlo. Reza el dicho que las palabras convencen pero el ejemplo arrastra. Sí, el presidente ha arrastrado a los integrantes de su gabinete todos los días a las mañaneras. Ahí los tiene, acompañándolo, simbólicamente representan el respaldo del líder. Aunque bajo esa idea simbólica, se asemejan mucho más a las gárgolas en las iglesias, con una doble interpretación, ahuyentan a la «gente mala» – opositores, conservadores- y representan al demonio que huye del recinto; quienes no están con él, están contra él.

El hecho es que «siguiendo el ejemplo», todos se levantan temprano, nadie sabe para qué, simplemente están allí. Y ahora su gabinete sabe que una obra mediocre es un trabajo que se puede entregar, incluso presumir; que los sobres amarillos están permitidos; que el cinismo es bien recibido; que violar las leyes está justificado; que confrontar periodistas es correcto; que minimizar la violencia es normal; que la ignorancia es plausible; que si no puedes contra una realidad, la puedes rifar; que si agachas la cabeza serás ungido. En el mundo de Andrés el ejemplo no sólo arrastra, arrasa.

Confiemos en que seguirá atacando al INE porque necesita seguir acomodando todo para mantener el poder en 2024; mantendrá al ejército en las calles con todo lo que eso implica; continuará polarizando, bajo el lema de divide y vencerás; volverá a violar la Constitución y las leyes una y otra vez; perpetuará la mediocridad; insistirá en normalizar la violencia; seguirá buscando dinamitar las instituciones; defenderá siempre a sus familiares y a su círculo cercano, a pesar de la corrupción evidente.

Confiemos en él, porque así lo hará, así que es momento de generar acciones conjuntas para disminuir el daño. Es necesario defender a las instituciones, la división de poderes, la naturaleza; las leyes; repudiar la violencia. México seguirá existiendo a pesar del presidente, a pesar del gobierno mediocre que encabeza, a pesar de la violencia que ha multiplicado, a pesar de la polarización.

Empecemos a pensar en México como un organismo vivo, que ha evolucionado creando defensas a través de sus instituciones, el gobierno actual (como otros han sido) es una especie de bacteria. A las bacterias las podríamos maldecir o criticar, pero eso no les causará merma, seguirán atacando las debilidades del organismo. La clave no es atacar, es reforzar el sistema inmunológico; es decir, fortalecer las instituciones, dar peso a las oposiciones, generar un frente común ante cada embate del poder.

En otras palabras, y haciendo referencia célebre relato del gran Miguel de Cervantes Saavedra, es necesario hacer evidente que, los «gigantes» contra los que lucha, son y seguirán siendo siempre, sus «molinos».

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