La contienda por la Ciudad de México promete ser una de las batallas clave en la guerra electoral que arrancó formalmente el pasado 7 de septiembre. La izquierda pese a gobernar dos terceras partes de las entidades federativas, aún considera a la capital del país como su principal baluarte. Dicha percepción se sustenta en el simbolismo que representa la ciudad; el origen de las libertades civiles en un contexto de pluralidad y albedrío político.

Sin embargo, la renovación de alcaldías en 2021 partió en dos a la ciudad. Mientras el poniente optó por nuevas alternativas políticas como el PAN, PRI y PRD, el oriente permaneció fiel a la izquierda lo que representó un duro golpe político para la entonces jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, quien atribuyo esta fractura al apoyo de Ricardo Monreal a otros candidatos identificados con su grupo y que lograron espacios a través de las siglas del PRD, lo que le costó al zacatecano, vivir en el ostracismo político de la cuarta transformación y en el desprecio constante del residente de palacio nacional.

El panorama ha evolucionado y Monreal encontró un lugar en la sucesión presidencial, pero con resultados poco contundentes, lo que, aunado a la posible desconfianza de la hoy candidata presidencial de morena, a quien probablemente no se le ha olvidado el duro revés, hace que las aspiraciones del zacatecano reduzcan sus posibilidades.

Ahora bien, lo cierto es que hoy, el efecto Sheinbaum, ha abierto la posibilidad a otros perfiles como Omar García Harfuch, Clara Brugada y Miguel Torruco, que, al ser parte del equipo de la hoy portadora del bastón de mando morenista, son impulsados por la inercia de la victoria interna de su líder. Aunque, de igual forma, no hay que descartar a Mario Delgado, ya que su labor al frente del partido podría traducirse en dicha candidatura.

No obstante, después de más de dos décadas, hoy la oposición tiene condiciones reales para dar la batalla, con la mitad de las alcaldías en su poder y una candidata presidencial que puede influir en lo local, ya que Xóchitl Gálvez, quien era considerada la carta más fuerte para la oposición en la Ciudad de México, es ahora la candidata presidencial de la oposición y todo parece indicar que ahora el abanderado capitalino emanará del grupo panista que gobierna la alcaldía Benito Juárez desde hace poco más de 15 años y que encuentra su mejor opción en su actual alcalde; Santiago Taboada, quien, a pesar de no estar vinculado a los hechos del cartel inmobiliario, carga con esa pesada loza, que dicho sea de paso, tiene a un ex alcalde de ese grupo político en la cárcel.

Asimismo, perfiles como Lía Limón, Adrián Ruvalcaba, Kenia López y hasta Sandra Cuevas podrían convertirse en perfiles competitivos, pero con escasa viabilidad política al interior de su partido y del propio frente, donde, el grupo que lidera Jorge Romero tiene muy bien negociados y amarrados sus intereses.

Por lo tanto, aquellos que aspiren a ganar el favor de los capitalinos deben recordar que no es simplemente un juego de números o estadísticas -aunque sin duda deberán basar sus definiciones en términos de rentabilidad electoral- sino que será, sobre todo, un desafío de conectar, comprender y, lo más importante, de idear soluciones para una ciudad que crece continuamente, que nunca duerme y que siempre está lista para iniciar el próximo capítulo en su rica y cambiante historia.

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