La transformación digital implica ir mucho más allá, con el fin de repensar y reorientar la empresa.
Existe la creencia minimalista en la mayoría de las empresas, de que incidir en el ecosistema digital consiste en tener una página de internet y actividad en redes sociales para dar a conocer sus productos o servicios.
Sin embargo, la transformación digital implica ir mucho más allá, con el fin de repensar y reorientar la empresa; su trabajo, los procesos, las estrategias de ventas y los modelos de negocios hacia los nuevos hábitos de consumo.
En su “Guía estratégica para la transformación digital”, el investigador de Columbia Business School; David L. Rogers, explica los cambios que han experimentado los cinco elementos fundamentales de la actividad empresarial a raíz de la predominancia digital.
1.- Clientes
A diferencia de la perspectiva tradicional, donde las estrategias se diseñaban para mercados de masas, ahora nos movemos hacia las redes de clientes que se conectan e interactúan entre sí para configurar una nueva relación con la empresa, la cual se ve obligada a reexaminar los canales por donde sus clientes compran (redes sociales, motores de búsqueda, pantallas móviles, ordenadores, chat en línea, etc.) y así, dejar de ver al cliente solo como un objetivo de venta y comenzar a considerarlo como un ente dinámico, que puede fungir como el mejor focus group, representante de marca o referente para la innovación.
2.- Competencia
En el mundo digital, la frontera entre competir y cooperar se vuelve cada vez menos visible, nuestro socio comercial se puede convertir en nuestro competidor si tiene acceso directo a nuestros clientes y así mismo nuestros competidores directos pueden ser nuestros mayores aliados a la hora de compartir plataformas o sistemas logísticos. De modo que, la relación entre empresas hoy en día, es una mezcla de competencia y cooperación con el fin de ofrecer más servicios y productos a un mayor número de consumidores finales.
3.- Datos
La tecnología digital, nos permite tener información para hacer predicciones, patrones de actividad comercial y algoritmos que nos permiten desbloquear nuevas fuentes de valor, lo que convierte a los datos en el alma de cada área y en un activo estratégico que se potencia con el tiempo.
4.- innovación
Hoy más que nunca, llevar nuevas ideas, productos o servicios al mercado es más fácil y exponencialmente más rápido. Las nuevas tecnologías permiten el aprendizaje continuo a través de la experimentación rápida con los clientes, obteniendo información eficaz desde el principio del proceso de innovación hasta el lanzamiento y el desarrollo del mismo.
5.- Valor
Tradicionalmente, los negocios ofrecían valor diferenciándose en el mercado en relación al precio o la marca, entregando su versión mejorada año tras año. En la era digital, la única respuesta segura a un entorno de negocios cambiante, es asumir que el cambio ocurrirá, por lo que se requiere dejar de pensar sólo en adaptarse y convertirse en el motor que impulse esos cambios, analizando cada tecnología como una nueva forma de ampliar y diversificar su propuesta de valor hacia los clientes.
En definitiva, las empresas requieren hoy nuevos marcos conceptuales a la hora de construir sus estrategias digitales, tomando en cuenta que dicha transformación es más una cuestión de nuevos modelos de pensamiento que de la incorporación de tecnología per se.